miércoles, 3 de noviembre de 2010

Poco tiempo y demasiadas cosas por hacer

Tal y como me imagine, mi aportación en el blog va disminuyendo poco a poco. El nuevo curso (aunque no tan nuevo ya) me está quitando más tiempo del que desearía y la palabra "selectivo" retruena en mi cabeza, al menos, cinco o seis veces al día.
Nadie dijo que fuera fácil, y si el precio que tengo que pagar es pasarme por mi blog muy de vez en cuando (aunque visitando los vuestros cada día), se tendrá que pagar.

La verdad es que se acercan buenos tiempos (SANTA CECÍLIA 2010!) y aún me pasaré menos entre fiestas, exámenes y relax.

Os dejo otra vez, mañana toca examen de física y no puedo pasar más tiempo aquí. Pero no me iré sin antes dejaros un texto de Jorge Bucay del libro Déjame que te cuente... Disfrutadlo!

El canal de parto y el ataúd son dos lugares diseñados para un solo cuerpo. Y esto para mí quiere decir que nacemos solos y morimos solos. Esta idea, tan terrible según mi punto de vista, es quizá lo más duro que he tenido que aprender a lo lardo de mi propio proceso de crecimiento.
Pero también descubrí, por suerte, que existen los compañeros de viaje: compañeros para un ratito, compañeros para una temporadita más o menos larga. Y después, existen también los amigos, los amores, los hermanos: compañeros para toda la vida.
No camines delante de mi porque no podría seguirte, no camines debajo de mí porque podría pisarte, no camines encima de mí porque podría sentir que me pesas, camina a mi lado porque somos iguales.
Darse cuenta de que nadie puede recorrer el camino por ti, es fundamental. Tanto como saber que el camino es más nutritivo si se recorre en compañía.
Darme cuenta de quién soy y saberme único, diferente y separado del mundo por el límite de mi piel, no necesariamente quiere decir que deba vivir aislado, ni desolado, ni siquiera que tenga que ser autosuficiente... Entonces... ¿no se puede vivir sin los demás?
... Depende de lo que tú creas que debes vivir en cada momento y de quienes sean los demás en cada momento.